El capitalismo y el entretenimiento son las
deidades del nuevo mundo y como tales, poseen simbolos, oraciones, mantras y
fervientes creyentes que los defenderan con su vida. Pero esto no es nada
nuevo, no es cosa de los ultimos 10 o 20 o 30 años, lo que pasa es que el nuevo
mundo ya es viejo. Es común oir quejas, comentarios y criticas acerca de la
alienacion que producen los medios masivos, la tecnologia, publicidad, etc.
¿Qué tan reciente es esta inconformidad respecto a la modernidad? De hecho
bastante vieja, solo se siente como nueva porque nosotros somos los nuevos en
el debate. Mafalda se quejaba de la cantidad de publicidad en Buenos Aires,
prediciendo que pronto la luna seria espacio publicitario; Lisa Simpson se
convierte al budhismo cuando la iglesia de Springfield comienza a anunciar
refrescos y cigarros, mas recientemente, los residentes del pueblo de South
Park destruyen un Wal Mart, rehusandose a convertirse en una ciudad cosmopolita.
Así que respecto a la parte comica del debate contra la modernidad, este tiene
al menos 70 años de edad, y curiosamente (¿ironicamente?) no ha cambiado tanto
como nos gustaria creer.
La lectura de Verdu nos habla de idolos
ficticios que escapan al mundo real y terminan por derrocar a sus creadores, marcas
y compañias se convierten en entes que existen independientemente de sus
progenitores, corporaciones sin cara, idolos de television, dependencia al
entretenimiento que nos proveen. Yo opino que estas criticas a la modernidad
tan solo son extrapolaciones de una naturaleza humana de dotar de significado
todo lo que es relevante para nosotros, desde cuidar a nuestros juguetes y
darles personalidad como si estuvieran vivos, hasta antropomorfizar nuestros
vehículo, en ocasiones poniendole nombre y en otras hasta cubrebocas u orejitas
de venado, dependiendo de que esta de moda, Santa Claus o la gripe aviar.
Es cierto, las marcas proveen estilos de
vida, doctrinas, mantras, formas de pensar, pero el significado que se les
atribuye a las marcas y a los simbolos que estas tienen no fueron adjudicadas
por los publicistas, sino por los consumidores, y luego los publicistas se
aprovecharon de esto y lo explotaron al maximo hasta convertirlo en una forma
de arte. El punto es que las corporaciones sin rostro y los personajes ficticios
que se vuelven mas poderosos que los reales, redes sociales cada vez mas
intrusivas y demas males de la modernidad, no son malignos por si solos, es el
ser humano el que no sabe usar la modernidad correctamente, las pistolas no
matan a la gente, la gente mata a la gente.
Hay que recordar que estos entes
omnipotentes de entretenimiento, publicidad y capitalismo solo sobreviven
porque nosotros permitimos que sobrevivan, nosotros somos sus clientes y
avidamente escuchamos y compramos lo que nos tengan que decir, pero siempre
tenemos la posibilidad de cerrar facebook y apagar la television, pero no
queremos, porque la alternativa de vivir al margen de la modernidad, tambien
esta de moda.
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