Nuestra
personalidad está dada por el conjunto o acumulación de tendencias, contextos
históricos, épocas, modas, etc. que refleja las funciones de las identidades
parciales por medio de la multiplicación del yo que se da gracias a la
saturación social, existe una diversificación de las relaciones sociales que
modifican nuestro yo relacional, por lo que hay un desvanecimiento del yo en
cada una de las relaciones sociales que establecemos.
La multiplicidad
de nuestra propia personalidad bajo varios aspectos del mundo moderno, nos
obliga a inventar varias facetas de nuestra personalidad, varias facetas de
nosotros mismos para adaptarnos al entorno social saturado.
Por
lo anterior, la colonización del ser propio implica una fusión de las
identidades parciales, de los múltiples “yo”, en relación con la convivencia de
diferentes rasgos ideológicos y de diferentes ideologías históricas. La
colonización del yo se da cuando se fusiona la identidad individual con la
saturación social, nuestra identidad y la manera en la que nos relacionamos se
ve influenciada y moldeada por esta saturación social.
En
este sentido, la multifrenia es la forma mediante la cual las tecnologías de la
saturación social van llevando nuestra vida cotidiana, moldeándonos a razón de
los múltiples estados sociales a los que estamos expuestos.
Nuestra
dependencia tecnológica, dada por la saturación social, nos orilla a crearnos la
necesidad de estar conectados todo el tiempo y a tener cada vez más medios que
nos permitan esto. Con la tecnología actual los acontecimientos de un lugar
determinado pueden llegar al otro lado del mundo en cuestión de segundos y ser
accesibles a cualquier persona que tenga internet lo que nos hace experimentar
una hiperconectividad. La despersonalización y reducción del tiempo también
atienden a la saturación social y la multifrenia, con anterioridad a las
personas les tomaba más tiempo para encontrarse o simplemente para comunicarse
con otra persona, en la actualidad basta con hacer una llamada, mandar un SMS,
hacer una video llamada o dejar un mensaje en su muro de Facebook para estar
comunicados.
Esto
nos lleva a considerar cómo en un
momento de nuestra historia, esta posibilidad de multiplicidad era considerada
ficción. Anteriormente la ficción era una creación de la realidad y ahora la
realidad imita a la ficción; hay una materialización de la ficción y una
idealización de la realidad. A causa de los avances tecnológicos y del cómo
éstos han influido en la manera en la que nos comunicamos la ficción se vuelve
algo casi tangible y a veces difícil de distinguir. La realidad es confundida a
menudo con la ficción ya que los avance tecnológicos nos presentan una ficción
demasiado completa, interesante y fantástica que borra poco a poco los límites
entre lo que es real y lo que no. Esto nos lleva a preguntarnos si nuestra
realidad es parecida a la ficción o nuestra ficción a la realidad y cómo se
toma parte de cada una para construir a la otra. Vemos entonces, que la ficción
ya no es lo que no podemos sentir tangiblemente, tenemos también presencia en la
Red y esa presencia “virtual” es tan real como nosotros. La ficción ahora sirve
como objetivo de la realidad, y la distinción entre ambas sólo es una brecha
para ser llenada en la construcción de lo ficticio.
Gergen, K.: La saturación
social y la colonización del Yo en El
Yo saturado, Barcelona, Paidós Contextos, 1992, 75-114.
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